En este concurso de apartamentos de lujo, donde se nos solicitaba una propuesta lineal, nosotros apostamos por fracturar el edificio en dos, consiguiendo así mayor privacidad en las comunicaciones y disminuyendo las aglomeraciones de vecinos en las zonas comunes en horas puntuales.
Los edificios mantenían una cercanía de seducción entre ellos, desde diferentes puntos de vista parecía que se rozaban, desde otro punto de vista se besaban y desde otro punto de vista permanecían abrazados, compartiendo él plano del suelo a modo de jardín comunitario, es aquí donde nace la interpretación de un nuevo jardín de rosas blancas con olor a nuestra arquitectura, algunas gotas de agua en sus pétalos a modo de piscinas nos permitían tener privacidad en nuestra horas de descanso y al mismo tiempo en el jardín se disponía de una piscina comunitaria como punto de encuentro y recreo. Para mi, las piezas tienen una sabrosa armonía entre los volúmenes, entre las líneas de costuras de los espacios libres, y un punto infinito entre sus dos patios circulares terminados en el planos del suelo con dos laminas de agua circulares en negro a modo de espejo de reflexión para conseguir en algunos momentos que nuestra imaginación se duplique y consigamos ver cuatro edificios, aumentando de este modo el aroma de nuestra arquitectura.