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Interiorismo

CAMAROTE

 

Un pequeño maquillaje rápido y discontinuo sin contar con un futuro, tan solo una necesidad de tránsito donde la oficina personal volvía a ser el salón de la casa.

 

El proyecto consistió en crear un muro de madera flotante, una simple línea que construyera y articulara el silencio y la nueva distribución, mostrando su interior en color purpura  definiendo así el interior privativo, un color que representaba la cercanía y confianza para mi familia y clientes, ya que en ocasiones la “ casa” parecía una sala de exposición, una iglesia, un estudio de diseño entre moda y arquitectura, un espacio vivo y en continuidad con el trajín de la calle.

 

Una vez más los objetos de decoración eran capaces de desaparecer el orden de las estancias, creando una continuidad permanente donde el visitante no sabía en qué uso se encontraba, este ejercicio para mi es cómo crear magia en la arquitectura